Tengo ocho rosales en mi jardín, más que suficiente teniendo en cuenta el poco espacio del que dispongo. Dos de ellos son pequeñitos, rosales de patio que por su tamaño se adaptan muy bien al cultivo en contenedor y están plantados en unas macetas de la terraza. Otro de mis rosales es un Pierre de Ronsard que planté la temporada pasada con la idea de guiarlo sobre la puerta de entrada de casa, este está plantado también en la terraza, pero en un arriate en el suelo con lo que tiene más profundidad para crecer.
Mis otros cinco rosales son más antiguos y están en el suelo del jardín. Llevan ahí muchos años y han tenido temporadas de floraciones espectaculares, pero los últimos años los he notado débiles, poco florecientes y poco resistentes a las plagas de insectos, sobre todo a la oruga del rosal. Sospecho que el suelo en el que extienden sus raíces está agotado y que el abonado que he estado realizando últimamente ha sido insuficiente.
El año pasado estuve tentada de arrancarlos, pero finalmente decidí darles una oportunidad más y comenzar con un plan de cuidados intensivos para que se recuperasen. En invierno les apliqué azufre para prevenir la aparición de hongos, moví la tierra alrededor de ellos y agregué humus de lombriz y sustrato nuevo, y en cuanto comenzaron a brotar con fuerza en primavera les aporté abono orgánico.
Ahora están de nuevo radiantes, llenos de hojas sanas y lustrosas y formando capullos que hacen presagiar una abundante floración. Me he marcado un calendario de aplicación regular de nutrientes y otros trabajos que habrá que realizar durante la temporada para mantenerlos así de bonitos.
Plan de abonado
1. Después de la poda de invierno
Para empezar bien hay que preparar los rosales ya en invierno. A finales de invierno y después de la poda (enero o febrero según el clima) se esparce una capa de abono orgánico sobre el sustrato de los rosales. Por todos los comentarios que he oído a otros jardineros y especialistas en rosas, el más apropiado es el estiercol de caballo maduro, pero también puede servir el humus de lombriz o el compost.
Este tipo de abono tiene una triple función: proveer nutrientes a las rosas en cuanto comiencen a despertar de su letargo invernal y mejorar la textura del suelo (aireación y permeabilidad) en el que están plantados los arbustos. Además, los fertilizantes naturales favorecen la formación de microorganismos necesarios para que nuestras plantas puedan asimilar su alimento.
El aporte de abono orgánico tras la poda es fundamental para comenzar la temporada con buen pie.
2. Con las primeras señales de crecimiento (marzo)
En primavera, cuando las temperaturas comienzan a ser más altas, los rosales retoman su actividad vital y empiezan a brotar. Se abren las primeras yemas y pronto aparecen hojas nuevas. Es momento de aplicar un abono químico equilibrado y completo, yo estoy usando este año uno 6-5-6 +microelementos y están formándose muy bien.
Existen fertilizantes en polvo o gránulos que también son muy eficientes, yo utilizo el líquido porque me resulta más cómodo pero cualquier presentación puede servir siempre que sea un abono específico para rosales o plantas con flores.
3. Durante la primavera (abril, mayo)
Mientras las temperaturas con cálidas pero suaves y los rosales están en plena explosión de crecimiento y floración, aplicaré este abono regularmente cada quince días.
4. Verano (junio, julio y agosto)
En tiempo caluroso es recomendable bajar la dosis de abonado a la mitad, así que será suficiente una aplicación al mes. Hay quien recomienda no abonar en agosto y hacer una poda suave a las variedades reflorecientes.
5. Otoño (septiembre y octubre)
El clima vuelve a ser fresco y las plantas vuelven a crecer con fuerza y se produce una segunda floración de los rosales reflorecientes. Volvemos a abonar como en primavera.
6. Invierno
En noviembre ya no es necesario suministrar nutrientes, dejaremos descansar las plantas durante el invierno sin aplicar más abono hasta la siguiente poda. Prepararemos los rosales para pasar los meses de frío esparciendo un acolchado sobre sus pies.
Existen diversos tipos de abonos y técnicas de fertilización de los rosales: abonos secos, abonos líquidos, de liberación lenta, etc. Todos ellos son apropiados si se emplean siguiendo las instrucciones de los envases y yo recomiendo leer a otros autores para conocer más posibilidades. Aquí he compartido el plan de abonado que yo tengo preparado para aplicar a mis rosales esta temporada después de revisar distintas fuentes de mi confianza.
Cuando pase esta temporada podré sacar conclusiones y analizar si este plan es correcto para mi jardín, parto con ese convencimiento pero siempre cabe la posibilidad de cometer algún error. Continuaré compartiendo en el blog los resultados que vaya observando…, que espero sean muy positivos 🙂
Gracias por tus consejos, me vienen muy bien y soy seguidora asidua, yo también tengo un pequeño jardín; Yo tengo trece rosales en tierra desde hace ya ocho años y he venido viendo como el último año han florecido menos en otoño que otros años y sospechaba que era por el agotamiento del suelo y la verdad es que en general he venido aplicando los cuidados que detallas, pero el último año por responsabilidades accesorias (que las mujeres y madres de eso sabemos mucho) los he dejado un poco de lado, pero este año me he prometido prestarles mas atención. Ahora he decido plantar pitiminís en maceta y me está costando; solo darte las gracias por tu blog y por enseñarnos tu jardín. Me parece que lo haces muy bien.
Gracias por dejarme tu comentario Maripaz, me hace muchísima ilusión conocer cosas de quien me lee. Nunca cuidé tanto el jardín como ahora que puedo compartirlo con vosotros.
Un abrazo!
Gracias Monica, muy interesante y educativo. Lo tendré en cuenta. Muchos besos.
Gracias Lola. Hacer un plan y tenerlo escrito ayuda mucho a cumplirlo, lo aprendí de María (Eljardindelaalegriaenmadrid) que compartió sus cuidados de invierno en un post. Tiene unos rosales estupendos!
De momento se les ve muy bien. Yo les suelo aplicar en primavera abono orgánico, tengo la suerte que del huerto siempre puedo sustraer un poco y es una maravilla, ya que posee restos vegetales, gallinaza y excrementos de los conejos. Se que suena un poco "guarrete", pero cuando está en la última fase de descomposición ya no parece nada, un poco más marrón que el compost habitual que compramos en sacos, pero tiene un aspecto similar.
Espero que te florezcan bien.
Un abrazo.
A estas alturas ya vamos conociendo las buenas cualidades de los desechos de los animales para las plantas, Miguel. Qué suerte tenerlos tan a mano.
Espero enseñaros bonitas rosas, gracias por pasarte.
Unos consejos fabulosos, yo no llevo tan a rajatabla un calendario así, pero más o menos es lo que se necesita para tener unos buenos y florecientes rosales. Este invierno saqué los antiguos del parterre porque queríamos arreglarlo y de momento los tengo que macetones ¡ya empiezan a florecer la mar de bien! y eso que no me las tenía todas con ellos, supongo que tierra nueva y bien abonada era lo que necesitaban.
Espero que nos vayas contando como te va con los rosales.
Un besito.
Gracias Montse! Yo hasta ahora nunca lo he hecho con tanto control, pero creo que este año es necesario. Estaban muy estropeados.