Jardines de Peto, Iford Manor

Se conoce como Jardines de Peto a la propiedad que el paisajista Harol Peto adquirió a principios del siglo XIX como residencia y en la que construyó su propio jardín. La finca ocupa parte de un valle tranquilo recorrido por senderos sinuosos que comunican terrazas, atraviesan bellas plantaciones y giran alrededor de antiguas estatuas y columnas.

Harol A. Peto nació en el seno de una familia burguesa adinerada en la Inglaterra de mediados del siglo XIX. Su padre, un constructor ferroviario, poseía el título nobiliario de Baronet y un aopulenta propiedad en el campo (Somerleyton Hall) en la que Harold, uno entre 14 hermanos, pasó su infancia. En la década de 1860 la empresa familiar quebró, vendieron la casa de campo y Harold solo pudo estudiar hasta que cumplió 17 años. Comenzó su andadura profesional como aprendiz de carpintero y más tarde empezó a practicar la arquitectura. En 1871 se asoció con Ernest George y colaboró, entre otros, con prestigiosos arquitectos de la época como Edwin Lutyens. Problemas de salud alejaron a Harold de Londres y su estancia en la campiña incrementó su interés por el diseño de jardines. Llevó a cabo una serie de importantes encargos paisajísticos en Inglaterra, Irlanda y el sur de Francia. Mientras tanto, Harold buscaba un lugar donde establecerse y crear su propio jardín.

Los diarios de Peto revelan que durante la década de 1880 y 1890 realizó frecuentes visitas a Italia, España, Grecia y Francia. Cuando un amigo de toda la vida, el diseñador de jardines Avray Tipping, lo llevó a visitar Iford Manor, Harol Peto supo que había encontrado el lugar de sus sueños.

Iford era el lugar apropiado para la colección de elementos arquitectónicos italianos, franceses y españoles que Peto había recogido en sus viajes. Aunque nunca dispuso de una gran fortuna, tenía buen ojo para apreciar la calidad y talento para poner la pieza correcta en el lugar apropiado, Mientras trabajaba en el cuerpo principal de su jardín, de estilo Arts&Crats, realizó los diseños de muchos otros jardines de prestigio.

Harold Peto nunca entró abiertamente en la controversia de la época que se libraba entre los jardineros formales y paisajistas. Aunque en sus obras se aprecia una clara preferencia por la forma, se nota la influencia de Gertrude Jekyll y William Robinson a la hora de vestir las estructuras. Ambos escritores elogiaban los diseños de Peto en sus escritos. Peto no fue el primero ni el último en incorporar elementos de la cultura mediterránea al jardín inglés, pero probablemente fue su mejor exponente.

El Jardín Peto en Iford Manor es un testimonio de su éxito y el mejor exponente del buen entendimiento y complementación que puede haber entre la jardinería formal y la natural. No lo conozco personalmente, tan solo gracias a las fotos de golygfa en flickr, pero encuentro mucho en él de algún jardín que sí he podido ver en la Provenza. La casa está construida en una ladera empinada, muy al estilo de las mansiones de la Costa Azul y me trae a la memoria especialmente el jardín Serre de la Madone, de Sir Lawrence Johnston. Al ver el claustro y el jardín italiano, con las flores entre los cipreses, también encuentro similitudes con los jardines del Castillo de Gourdon.

En la actualidad, la mansión y los jardines permanecen en manos privadas que los cuidan intentando mantener el legado de su creador.  Quedan varias plantas originales plantadas por el propio señor Peto: Wisteria Sinensis (particularmente notable su floración a mediados y fines de mayo por todo el jardín), Phillyria Latifolia, Buxus Sempervirens, Cupressus Sempervirens, Hemerocalis Citrina y los lilium Martagon naturalizados en el prado delante del Claustro.

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2 comentarios en «Jardines de Peto, Iford Manor»

  1. Visité este jardín el verano pasado. La familia propietaria cuida de él sin ayuda de jardineros. Hay una zona de topiarias perfectamente recortadas, entre las columnas organizan conciertos por el verano y se puede tomar el té.

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