Mi pequeño jardín nunca ha tenido un marcado estilo de naturalista, su tamaño hace más conveniente plantearlo como un jardín estructurado y formal para contener el crecimiento de ciertas plantas. Aún así, siempre me ha gustado el aire liviano de las hierbas con ramas flexibles y pequeñas flores que se mecen al soplar el aire y aportan movimiento a la estructura rígida de los arbustos recortados. Por ello, junto a thujas, evonimos y laureles recortados conviven salvias, gauras o tulbaghias. Pero lo cierto es que el jardín naturalista nos encanta.
Mis razones para adentrarme en el mundo del jardín naturalista quizás son más de carácter práctico que estético, ya que el fin no es otro que hacer más sencillo el trabajo, aunando fuerzas con la Naturaleza en vez de jardinear en su contra. Si lo que crece bien en mi jardín es lo que ha nacido aquí de manera espontánea, ¿para qué empeñarme en plantar lo que esta tierra nunca ha visto? Y si a escasos 50 metros de mi parcela crece una planta maravillosa en peligro inminente de ser arrasada ¿por qué no adoptarla y darle una oportunidad de salvarse? Y así es como enfoco ahora mi jardín naturalista: mantengo lo que me vale, traigo lo que otros no aprecian y elimino lo que entorpece el buen desarrollo de lo que cultivo.
En muchos jardines naturalistas se ven plantas silvestres introducidas del entorno circundante. Introducir plantas silvestres no es demasiado complicado, sobre todo cuando es posible hacerlo mediante semillas o esquejes. Algo más delicado es sacarla del lugar donde se ha establecido para trasplantarla a otro, aunque después de años de experiencia en jardín propio se adquiere la destreza suficiente. Tan importante como saber cavar y extraer el cepellón del suelo es conocer el momento idóneo para hacerlo, y más importante si cabe: tener la seguridad de no hacer algo ilegal. Créeme si te digo que saber lo que puedes plantar, reproducir o arrancar de tu propio jardín naturalista puede ser una tarea complicada, más todavía si sales de los límites de tu propiedad.
Si investigas un poco encontrarás más de una de condena a pagar serias multas por recoger plantas, flores, piñas, setas o incluso leña del campo. Los prados, bosques, solares, caminos y cualquier terreno, aunque esté sin vallar, tiene dueño, ya sea particular, un ayuntamiento o el estado. Por eso es muy importante saber donde nos metemos y de quién es el lugar en el que andamos. Preguntar y pedir permiso nunca está de más y lo mejor es dirigirse al dueño de la finca, al ayuntamiento o a los guardas forestales para evitar problemas por algo que pareciendo tan simple puede estar prohibido. Así podrás conseguir especies para tu jardín naturalista sin problemas.
Cómo obtener plantas silvestres para hacer un jardín naturalista
La manera más sencilla es comprarlas, muchas de las plantas que ves por el campo las puedes encontrar a la venta en viveros: romero, lavanda, salvia, carraspique, tomillo, malvas, juníperos, equisetum, gramíneas, etc.
Recoger semillas, esquejes o incluso ejemplares enteros para plantar en tu jardín naturalista es la otra opción. Pero cuidado: ni de cualquier sitio, ni cualquier planta. No soy ninguna experta en temas legales ni naturales, pero hay cosas que son de sentido común: jamás se me ocurriría ir al parque natural a por esquejes de romero, ni traerme una planta del borde de un camino sin conocer su potencial invasor. Hay unas leyes de montes, catálogos de especies invasoras, catálogos de especies protegidas, reales decretos, ordenanzas municipales y un sinfín de normativas que regulan lo que se puede y lo que no se puede hacer. Esto además, puede diferir en cada municipio, provincia y país. Parece tontería pero hay que andar con ojo.
Dicho esto y contestando a alguna consulta que me han hecho, os cuento cómo conseguí un par de especies silvestres que introduje en mi jardín naturalista, una euforbia (Euphorbia segetalis) y un gamoncillo (Asphodelus albus) de un solar vecino. Para empezar debo decir que conozco al dueño del campo de donde la saqué, que es un terreno rústico urbanizable, y cuento con su permiso para recoger silvestres de allí. Siempre que salimos a pasear con nuestra perrita lo hacemos por aquella zona, de donde ya me había traído anteriormente algunos esquejes de sedum.
Para tener más probabilidades de éxito, lo ideal es hacer es hacer el trasplante en invierno, antes de que la planta reinicie su ciclo vital. Yo lo hice a final de febrero, después de unos días de lluvia para que el suelo no estuviera demasiado compacto y duro. Primero, con la azada, fui sacando la tierra de alrededor dejando un diámetro algo superior al de la parte aérea de la planta y profundizando lo máximo posible. Después, clavé la pala por debajo del cepellón y fui haciendo palanca hasta que la tierra cedió y salió el cepellón: raíces y tierra junta.
Lo siguiente es acudir cuanto antes a casa para poner las plantas en unas macetas llenas de buen sustrato, regarlas y dejarlas en un lugar resguardado, bien iluminado pero protegido de sol y corrientes de aire. No es un trasplante al uso, de maceta a maceta, y las plantas se resienten un poco, pero si se han extraído bien las raíces, en unos días retoman su ciclo vital y se ponen muy bonitas.
Si vives en España puedes acceder a las distintas normativas ministeriales y de las diferentes comunidades españolas, a esto hay que añadir las concernientes al municipio en el que residas y que también te afectan. Si vives fuera de España, estos enlaces no te sirven, pero seguro que hay un marco legal al que te debes ajustar. Pregunta o busca en los sitios web de la administración pública del país en que residas. Encontrarás que sí existen plantas de las que puedes tomar una pequeña parte como esqueje para introducir en tu jardín naturalista.
Tienes razón que deberíamos tender hacia una jardinería más natural, ya que consume menos agua y se adapta mejor. El problema es que en España resulta difícil encontrar semillas o plantas de cada región que funcionen bien en el jardín. Yo estoy intentándolo con algunas plantas crasas o de rocalla que crecen bien en nuestras montañas y obviamente con algunos árboles nativos como hayas y abedules. Gracias por el artículo.
saludos
Muy buen articulo Monica, de una manera muy correcta y clara has explicado algo que a mucha gente le cuesta entenderlo. Felicidades. Por cierto, espero tus fotos. Saludos.
Enhorabuena, coincido con Raúl.
Cada vez me gustan más las suculentas de verlas en tus fotos!
Qué bonitas!
Besos