Los hermosos paisajes de Gales esconden más de 600 castillos, mansiones y fortalezas, los más antiguos datan de la época normanda y los siguientes son en su mayoría renacentistas, construidos por los príncipes galeses. Pero no solo los castillos destacan en el paisaje galés, sus jardines también atraen la mirada de cualquier viajero y se podría recorrer la región de jardín en jardín como si viajáramos por el mismísimo Paraíso.
Principado de Gales, tierras de soberbios castillos y delicados jardines
Uno de los lugares más fascinantes que nos encontraríamos en nuestro recorrido es Aberglasney House, una joya que a cualquier amante de la jardinería dejaría embelesado. El hermoso valle del Towy en el condado de Carmarthenshire enmarca los jardines de Aberglasney, cuya historia abarca varios siglos y han sido fuente de inspiración de poetas desde 1477.
En la casa se han sucedido muchas generaciones, hay menciones de sus «nueve jardines verdes» en un poema que data de la Edad Media pero es en tiempo de Sir Williams Thomas, caballero de Enrique VIII cuando aparecen documentos oficiales de la propiedad. Se sabe que fue durante los días de regencia y esplendor victoriano cuando la casa adquiere la apariencia actual y que ya cien años antes, en el siglo XVIII, se habían plantado los árboles de tejo que forman el túnel del jardín norte, una de sus señas de identidad.
El siglo XX, sin embargo, fue una época de declive para esta propiedad que sus últimos propietarios no supieron administrar. Se derrumbaron muchas de las casas de campo de los arrendatarios que antaño trabajaban en sus dominios y la casa principal, deshabitada, cayó en el abandono. El descuido y los actos de vandalismo acabaron con su esplendor y la convirtieron en una auténtica ruina. A la suma, los jardines se desdibujaron invadidos por la naturaleza desordenada.
En la actualidad la hacienda es propiedad del Aberglasney Restoration Trust, una organización sin ánimo de lucro que a finales del siglo pasado comenzó los trabajos de restauración y hoy en día vela por el mantenimiento de los jardines y el edificio, catalogado como de especial interés.
El Invernadero, un atrio de cristal construido sobre las habitaciones centrales de las ruinas de la mansión, alberga una colección de plantas tropicales.
El Jardín del Claustro, considerado una de las zonas más legendarias de Aberglasney, está limitado en tres de sus lados por una robusta pasarela de piedra con arcadas.
El Paseo del Obispo Rubb, llamado así en honor a uno de los antiguos moradores de Aberglasney, es una zona de interés durante todo el año pero especialmente bonito en primavera y verano. Es un terreno arbolado que da sombra a una amplia gama de plantas poco frecuentes en las Islas Británicas.
El Jardín Asiático, situado en una ligera colina cercana a la casa, cuenta con una exótica colección de plantas originarias de Asia, gran parte de ellas procedentes de Tibet, China, Japón y Nepal.
Jardín Amurallado, situado en las proximidades de la casa, rebosante de belleza y refinamiento para disfrute de los moradores de la mansión sin dar más que un corto paseo. Me imagino a las señoras con sus elegantes tocados y los caballeros con sus chisteras recorriendo los senderos de este pequeño paraíso. ¡Para morir de placer! 🙂
Imagino que en tiempos sería un huerto más campesino y utilitario, pero en la actualidad así de bonito luce el huerto de Aberglasney, repleto de hortalizas delicadamente ordenadas y cuidadas junto a flores para cortar. Surtido para la cocina y para los jarrones.
No podía faltar el estanque, todas las casas señoriales de la época contaban con uno. Su función era proveer de pescado fresco para la cocina. En la actualidad es un elemento puramente decorativo.
La Pradera del Arroyo contrasta con los otros jardines por su aire silvestre y desenfadado, como si no recibiera cuidado alguno. Tapiza el terreno que lleva hacia un bosque de árboles de hoja caduca tras el cual está la Casa de la Paloma, una coqueta cabaña de madera.
El llamado Jardín Hundido es una de las zonas del jardín recientemente restaurada y en ella se han incluido elementos y materiales más modernos, como esta fuente de acero.
Completado en 2012, la adición del Jardín del Jubileo puso el broche final a la restauración de toda la propiedad de Aberglasney, una finca de más de 4 hectáreas que ha resurgido de sus cenizas y vuelve a brillar como en sus mejores tiempos.
Espero que hayáis disfrutado de este recorrido que hoy nos ha llevado a legendarias tierras galesas.
una virgueria
Madre mía que maravilla, vamos que me pasaría perdida ahí unos cuantos días. Muchas gracias Monica, un besin grande.