Francia es un país fascinante, lleno de paisajes sorprendentes y rincones adorables capaces de convertir una corta estancia de siete días en una deliciosa semana repleta de momentos e imágenes inolvidables. Nuestras anteriores visitas al país galo tuvieron como destino la capital, París es una ciudad maravillosa con lugares interesantes tanto para adultos como para niños, cuestión importante cuando viajas con pequeños. En esta ocasión el destino fue una zona más relajada y aunque aprovechamos la oportunidad para acercarnos a la Riviera Francesa, gran parte del viaje se centró en el campo y los pueblos de los Alpes Marítimos.
Aromas y una luz mágica inundan cada rincón de la Provenza, las mismas sensaciones que inspiraron a los grandes pintores de los siglos XIX y XX
Este ha sido un viaje relajado, con etapas intermedias y sin demasiadas prisas por llegar a un sitio concreto. Partimos en coche, una mañana de sábado con la única intención de hacer noche en Cadaqués, disfrutar de un paseo por la playa y descansar antes de proseguir nuestro camino. El domingo nos adentramos en el país vecino y poco a poco fue apareciendo la magia del paisaje provenzal: Nimes, Aix-en-Provence, Brignoles o Le-Muy son algunos de los pueblos que vamos bordeando, almorzamos cerca de Arles y por la tarde llegamos a Grasse, donde nos espera Il Monticello, una villa que rezuma encanto provenzal y de la que nos enamoramos en cuanto pusimos el pie en ella.
Il Monticello está situado en las faldas de los Alpes Marítimos, sobre las últimas estribaciones de esta cordillera y casi acariciando el mar Mediterráneo. Muy próximos están los pueblos y zonas que deseamos conocer: Grasse y sus fábricas de perfumes, Gourdon y los campos de lavanda, Cannes, Niza, Montecarlo y algo más allá Menton, el último pueblo antes de la frontera italiana.
De todos los lugares que visitamos os contaré detalles en próximos posts, hoy os introduciré en el viaje y la hoja de ruta que seguimos sin demasiadas puntualizaciones. La hoja de ruta y las sensaciones que experimentamos por el camino son suficientes para llenar páginas y páginas: el tránsito por la Costa Brava hasta abandonar nuestro país y la visión del mar desde las curvas del garraf no tienen nada que envidiar al famoso azul de la costa francesa y si hablamos de Cadaqués, tendremos que decir que es uno de los más bellos pueblos pesqueros que yo he visto en mi vida.
La Provenza: historia e inspiración
La Provenza es una región al sureste de Francia que se extiende desde la orilla izquierda del Ródano hasta la frontera con Italia, un territorio estratégicamente situado y colonizado sucesivamente por griegos, romanos y algunos pueblos germánicos. Durante el siglo XII fue dominio de los Condes de Barcelona durante un corto periodo de tiempo, pasando después a manos de la Corona de Aragón. Un par de siglos más tarde fue sometida por el Condado de Anjou hasta que en 1486 fue anexionada a los dominios del rey Luis XI de Francia.
Durante los siglos XIX y XX la región se convirtió en destino de artistas: Van-Gogh, Cezanne, Renoir, Chagall y Picasso se enamoraron de la luz y el color de la Provenza. Más tarde llegaron los cineastas que encontraron en la comarca el decorado perfecto para películas como «Atrapa a un ladrón» de Hitchcock. El legado cultural, el clima y el mar son los grandes atractivos de la región: cineastas y multimillonarios llenan la costa de yates de lujo, deportivos carísimos, grandiosidad, apariencias y ese «glamour» al que nosotros no prestamos atención. Nuestro interés se centra en los pequeños detalles como tomarnos una copa de vino sentados en un estrecho callejón de Mougins, visitar en Gourdon uno de los pocos campos de lavanda que quedan por cosechar o recorrer una antigua fábrica de perfume en Grasse mientras nos ilustran sobre los métodos de fabricación de las fragancias.
Hoja de ruta
Cuatro personas, un coche cómodo y nueve días por delante para recorrer un sinfín de kilómetros. El viaje es largo, saliendo de Valencia tenemos 1000 km por delante, de modo que lo dividimos en dos jornadas haciendo noche en Cadaqués. El segundo día llegamos a Grasse, donde nos alojamos en régimen de B&B (habitación y desayuno) durante las seis noches siguientes. Los lugares que planeamos recorrer no están lejos, tras el desayuno salimos de excursión, almorzamos fuera y nos aprovisionamos para la cena con quesos, embutidos, pan y vino francés que degustamos al anochecer en la terraza de nuestros dormitorios. No sabría decir que resultó más placentero, si descubrir preciosos rincones y callejas por los pueblos vecinos o relajarnos cenando plácidamente en la terraza de Il Monticello, con vistas a la exuberante vegetación que nos envolvía.
Cada día ponemos rumbo a un pueblo diferente, todos en un radio de entre 12 y 20 kilómetros de distancia, a excepción de Mónaco y Mentón que están a 64 y 73 km. Esa excursión fue la más larga y visitamos ambos lugares el mismo día. Los desplazamientos por las autopistas francesas no son cómodos en absoluto: muchísimo tráfico, pocas salidas y numerosos peajes. Entre poblaciones las carreteras son muy agradables, con vistas fabulosas, aunque al estar en la ladera de las montañas hay muchas pendientes y curvas, las típicas carreteras de la Costa Azul que se pueden ver en las pelis. Quizás no sea el viaje ideal para hacer en coche, pero aún viajando en avión hasta el destino, hubiésemos necesitado un coche para desplazarnos y pudiendo conducir los cuatro, nos pareció una buena opción.
No llegamos a completar nuestra lista de planes y aunque visitamos los lugares que más nos interesaban, se quedaron muchas cosas por hacer. La Provenza es muy grande y el tiempo limitado, quizás algún día surja la oportunidad de regresar para conocer más rincones de esta bellísima región francesa.
En futuras entradas os contaré con detalle los lugares que visitamos durante nuestra semana en el sur de Francia. Podría pasarme horas escribiendo sobre los sitios que visitamos que aunque no fueron muchos, sí provocaron muchas emociones y grandes sensaciones. ¡Ah! Y esos horarios para comer o cenar que nos llevaban de cabeza 🙂
que envidia te lo has tenido que pasar… y seguro que has traido material grafico de primera para tu blog. estoy deseando que lo desgranes por aqui
Muy bonitas las fotos que nos muestras de tu viaje, como dice Mario, te lo has tenido que pasar la mar de bien y seguro que nos traes muchas maravillas fotográficas.
Un besito.
Gracias a los dos!!! Como me alegro de volveros a leer, espero que hayáis tenido felices vacaciones.