Hoy seguimos el paseo que comenzamos hace unos días, cuando os hablaba de la historia de la ciudadela de la Alhambra y su entorno. Vamos a adentrarnos en esta ciudad fortificada y a recorrerla por partes, es amplia y está llena de jardines y patios ajardinados, algunos en ruinas, pero muchos todavía mantienen el esplendor con que contaron hace muchísimos siglos.
El Generalife es la primera zona que se recorre durante la visita guiada. Se sitúa al este, fuera de las murallas de la Alhambra, y en su día era finca de recreo para los sultanes, el lugar al que se retiraban para alejarse de los quehaceres de la corte y descansar. La almunia cuenta con dos pabellones comunicados por el Patio de la Acequia -la Acequia Real que reparte el agua del Río Genil por cada rincón de la Alhambra- y está rodeado de jardines y huertos para su explotación agrícola, algo característico en estas construcciones medievales.
El acceso al Generalife se realiza por el Paseo de los Cipreses y los Jardines Nuevos que, como su nombre indica son de construcción más reciente, pero manteniendo la tradición nazarí: paseos empedrados, uso del agua y vegetación frondosa y exuberante. La entrada al palacio se hace por el Patio de la Descabalgadura, preparado para esta función con bancos de piedra y un abrevadero para los caballos.
Patio de la Acequia
Al acceder al espacio privado de la familia real nos encontramos con el Patio de la Acequia, recorrido por el agua y centro del entorno doméstico. Los surtidores que hay en toda su longitud son un espectáculo acuático pero no corresponden al periodo nazarí, el ruido del agua no se ajusta al carácter intimista y tranquilo de estos patios islámicos.
A pesar de que gran parte de árboles y arbustos tienen ya su coloración otoñal o han perdido sus hojas, en el interior de los patios las aromáticas, resguardadas, todavía florecen y mantienen el colorido.
Patio del Ciprés de la Sultana
El protagonista de este patio es un enorme ciprés que ya murió (no hace muchos años) y del que cuenta la leyenda, fue testigo de las infidelidades de Morayma, esposa del Sultán Boabdil, con un caballero de la tribu de los Abencerrajes. En el centro hay un estanque rodeado por setos de arrayanes y surtidores incorporados ya en época cristiana.
Jardines Altos y Escalera del Agua
Siguiendo el recorrido hacia la parte más alta y ascendiendo por una escalera flanqueada por leones, se asciende hacia los Jardines Altos de Palacio que dirigen hacia una capilla situada en la zona más alta de la colina. El terreno en esta zona tiene una fuerte pendiente que se recorre subiendo una escalera prácticamente cubierta por laureles y cuyos pasamanos son canales por los que desciende el agua de la Acequia Real. El conjunto es húmedo y fresco, un paraíso construido -como todo el palacio- con materiales humildes: tejas, yeso, piedras, etc.
Aquí termina el recorrido por el Generalife y volvemos atrás, atravesando los mismos pabellones y patios para volver al Paseo de los Cipreses y continuar el recorrido. Nuestro siguiente destino fue la Alcazaba, de la que os hablaré en una próxima entrada.
Magnífico reportaje de ese lugar único ¡me has dejado embelesada con esas preciosas fotos! es como si paseara por allí y es fantástico ver cada rincón, cada recodo, cada fuente de esos jardines a través de tus imágenes. Te felicito y un poquito de envidia, sana, sí que me das, que conste.
Mil besos, guapísima.
Gracias Montse, pero busca un ratito y acércate a visitarla. Un viaje de fin de semana a Granada es perfecto y suficiente para ver lo principal: el Albaicín y la Alhambra. Tampoco es que yo lo haya visto muy a fondo, pero fueron dos días deliciosos añadiendo, por supuesto, que celebraba mis bodas de plata 🙂
¡Enhorabuena por esas bodas de plata!
Tomo nota de tu consejo 🙂
Muchísimas gracias, Montse! 🙂
La Alhambra… siempre maravillosa!! 🙂
Gracias Jose Luis. Sí, es un lugar fantástico!