A esta planta perenne, con flores parecidas a las margaritas, también se la conoce como Rudbeckia morada o símplemente equinácea y es ideal para formar macizos en el jardín, tanto por su vistoso porte como por lo sencillo de su cultivo.
La equinácea pertenece a la familia Asteraceae o de las compuestas, esto significa que lo que parece una flor, al final de cada tallo, es realmente un conjunto de diminutas flores agrupadas en lo que se denomina capítulo. En el centro hay cientos de pequeñísimas flores amarillas o anaranjadas y alrededor unas membranas de color rosa que parecen pétalos, pero realmente son flores con esa forma tan peculiar y se llaman lígulas. Las función de las lígulas es atraer insectos para facilitar la polinización.
La equinácea crece formando matas de tallos erguidos y largos que pueden superar el metro de altura. Alrededor de ese tallo aparecen las hojas, ásperas y de un verde intenso, y en la parte superior de forma la inflorescencia, normalmente de color rosa o púrpura, aunque existen variedades blancas o amarillas.
Esta planta vivaz no requiere cuidados complicados, le gusta los suelos frescos y húmedos y una ubicación soleada. Es resistente a las heladas y tolera bien el calor, pero en climas muy cálidos -como el mediterráneo- es preferible plantarlas en zonas con sombra parcial.
La mejor manera de propagar la equinácea es mediante división de mata en otoño, técnica que además favorece el rejuvenecimiento de la planta madre. También se puede propagar sembrando las semillas en primavera, pero las plantas obtenidas por este método tardarán un par de años en florecer.
En las imágenes que os traigo hoy las flores de la equinácea aparecen integradas en un macizo de vivaces, entre Leucanthemum maximum (margaritas gigantes), Aquilegia vulgaris (Aguileñas) y Lilium spp. (azucenas). Una combinación muy acertada, tanto por el resultado estético como por la similitud de cuidados que requieren estas plantas.
Mientras tomaba las fotografías se acercó este abejorro a libar en el prominente cono central de una de las flores. Estuvo un buen rato dando vueltas y se dejó fotografiar con relativa facilidad.
La equinácea me resulta una flor fascinante, quizás de las más bonitas ¿No os parece una margarita muy especial?
Preciosas fotos y preciosas plantas. Yo tengo una, pero este año esta pobre, no se el tiempo no ayudó demasiado. Un besin.
Yo también tengo esta planta y me gusta mucho. Se ve bonita en ese macizo en el que la tienes. Un saludo.