Existen multitud de especies de echeverias dentro de este género de plantas crasas, pero a ellas se suman, además, una gran cantidad de variedades y cultivares conseguidos por el hombre. El furor que causan las echeverias entre los amantes de las plantas suculentas se acerca mucho a la pasión que los amantes de las rosas sientes por sus flores y cada día hay más tipos de echeverias diferentes.
Identificar una suculenta no es tarea fácil si no la compras ya etiquetada, pero después de muchas comparaciones he llegado a la conclusión de que este ejemplar que tengo en casa desde hace unos cuantos años es Echeveria «Lady Acuarius». Un bonito nombre para una planta que recuerda la forma y el color de una planta acuática movida por la corriente, o a un coral submarino.
El cuidado de esta echeveria no es especial, necesita los mismos cuidados que cualquier otra variedad y ya los describí en un artículo que dediqué a ese tema. Mi Lady Acuarius lleva floreciendo desde finales de verano, ha emitido ya dos o tres varas florales de manera escalonada y esta que hoy os enseño es ya la última. Como el resto de echeverias de mi jardín, solo descansa en verano, cuando hace un calor excesivo, y en invierno, dependiendo de lo expuestas que esté.
Esta echeveria la tengo junto a la entrada, protegida por el muro blanco de la casa que le proporciona luz y la abriga del frío. Por eso todavía está activa. Pero ya llevamos varios con temperaturas nocturnas rondando los 5ºC y es de suponer que después de esta floración entre en su letargo invernal. El tono de las hojas, con ese borde rojo intenso, es un signo claro de que ya tiene frío.
Hasta ahora todavía la regaba, pero ahora llega el momento de descansar y dejaré de hacerlo durante un tiempo. Cuando las temperaturas vuelvan a subir será el momento de retomarlo, con independencia de lo que indique el calendario.