Si visitas Bilbao, cosa que nosotros hicimos hace pocos días, no olvides saludar a Puppy. Se trata de una escultura gigante, en forma de perro, que está totalmente hecha con plantas de temporada. Con sus 12,5 metros de altura, es la escultura floral más grande del mundo y también la más fotografiada. Quien acude a visitar el museo Guggenheim lo primero que hace es sorprenderse con esta tierna mascota gigante y hacerle una foto. Tuvimos la suerte de acercarnos al lugar y comprobar a nuestro admirado perrito desde muy cerca. El día era gris, pero Puppy lo alegraba con su colorido.
No había visitado Bilbao desde que era niña y, por tanto, poco recordaba de ella. Me encantó descubrir una ciudad que, a pesar de su tamaño, no le falta de nada. Es más, creo que el no ser una ciudad excesivamente grande le favorece. El entorno es maravilloso, las calles amplias y cómodas, no faltan mercadillos, teatros, museos, etc. Y qué decir de lo bien que se come. Tanto si quieres ir de pinchos como si te sientas en un restaurante a comerte un rico chuletón. Pero no es de gastronomía de lo que va el tema, sigamos con Puppy y las flores.
¿Quién construyó la mascota del Guggenheim?
Puppy el perro de flores fue diseñado por Jeff Koons, un artista contemporáneo estadounidense, en 1992. A pesar que no representa exactamente a ningún perro real, tiene la figura de un cachorro de la raza West Highland White Terrier.
Todo su exterior, el manto del perro, está formado por plantas de flor de temporada que varían según las estaciones. En verano son unas y en invierno otras. En nuestra veraniega visita pudimos contemplar tagetes, begonias, lobelias, petunias, margaritas del Cabo y más variedades que ahora no recuerdo. El resultado es maravilloso, tanto por la variedad de colorido como de texturas.
¿Cómo es el interior de Puppy?
El interior de este cachorro hecho de flores es una estructura de acero que soporta una cubierta viva de unas 38.000 plantas naturales y un sistema interno que se encarga de mantenerlas frescas y bonitas. Este sistema, además de gestionar el riego también se encarga de bombear y dosificar los abonos que las plantas requieren. Todo ello se hace mediante una serie de programadores que se van modificando y ajustando en función de las condiciones climatológicas.
A medida que dejan de florecer, las plantas son reemplazadas. Generalmente un par de veces al año se cambia todo el manto. Puppy, el perro de flores, pesa en total unas 16 toneladas y es una más de las obras de arte del museo. Para mi la más bonita.
¿Cómo se mantienen las plantas?
Las plantas de Puppy están sujetas por una capa de turba que les procura, además, el alimento. El conjunto se sostiene por una malla metálica y tela geotextil. El conjunto se revisa cada semana y periódicamente se analiza el estado del sustrato y el de las plantas para prevenir enfermedades y carencias.
Cuando llega el momento de cambiar el manto se requiere el trabajo de hasta 30 jardineros durante una semana completa. Para ello es necesario el montaje de andamios y la coordinación de un equipo de trabajadores bastante complejo. La labor es complicada pero los resultados son, sin duda, fantásticos.
El significado de Puppy
Hay quien solo ve en Puppy una escultura de flores. Hay quien se siente conmovido al ver este cachorro gigante lleno de vida y color. A nosotras no nos dejó indiferentes y quisimos conocer un poco más de él después de visitar el museo y conocerlo. Investigando descubrimos que el propósito de Koons fue diseñar una escultura que atrajese y transmitiera optimismo, confianza y seguridad. Y sí, es muy posible que lo haga, aunque yo añadiría que despierta también muchísima ternura.
¿Cómo se financia el mantenimiento de Puppy?
Mantener esta enorme escultura de flores es caro, mucho. Según he podido leer, ahora se enfrenta a unos gastos de reparación que rondan los 100.000 y para cubrirlos, el Guggenheim ha abierto una campaña de micromecenazgo con el nombre Da vida a Puppy. La iniciativa, lanzada el 23 de junio, recaudó en su primera semana algo más de 6.000 euros, y se mantendrá el resto del verano para conseguir lo que falta antes de que empiecen los trabajos de restauración en septiembre. En caso de no llegar a los 100.000 euros, el museo se encargará de poner lo que falte. Pase lo que pase, Puppy, el perro de flores, volverá a estar bello y repleto de flores la próxima temporada de invierno. Seguirá causando admiración, optimismo, ternura y un sin fin de sentimientos entre los turistas que llegan al Guggenheim deseando verlo.
Es maravilloso poder contemplar al famoso y maravilloso Puppy. Detrás, hay toda una gran labor de muchos profesionales.
Un gran abrazo Mónica y buen resto de semana.
Ví a Puppy a poco de instalarse delante del Guggenheim y la idea me pareció original y de gran belleza, ahora he oido hablar de esa campaña de recogida de fondos para poder restaurar las plantas y flores que dan sentido a este perro, ya emblemático, de Bilbao y espero que les vaya bien.
Me alegra que te haya gustado Bilbao y su gastronomía, tengo amigos allí desde hace muchos años y todas las veces que he visitado esa ciudad he vuelto encantada.
Mil besos, Mónica.
Que bien has explicado todo lo referente a esta magnífica escultura de flores. Yo hace bastante que no visito Bilbao y, aunque conozco el museo, fue en sus primeros años, antes de esta escultura que por las fotos que pones está impecable. Me pregunto si has visitado también en este el museo parque de Chillida Leku y su nueva plantación de Piet Outdolf. Si lo has hecho no dejes de poner una entrada sobre ese museo que tengo muchas ganas de conocer.
Un abrazo
todo un alarde, a veces ha salido en la televisión algun reportaje al respecto.