La mayoría de la gente conoce el arte japonés del Bonsai, en el que se cultivan árboles y arbustos en elegantes macetas controlando su tamaño para que permanezca de una escala muy inferior a la natural. Sin embargo, pocas personas están al tanto de una actividad japonesa llamada Kusamono, donde sencillas plantas silvestres, gramíneas y otras hierbas reciben el mismo tipo de tratamiento.
Kusamono, arte japonés
El Bonsai se consigue utilizando técnicas de cultivo (como el trasplante, la poda, el alambrado, el pinzado, etc.), con los que se modifica la forma del árbol creando una silueta que parezca una escena natural. Conlleva mucha dedicación, concentración y constancia, y su práctica se ha extendido como pasatiempo popular por todo el planeta.
El Kusamono es una técnica similar, pero se utilizan otro tipo de plantas para ello. Está menos comercializado que el Bonsai y, quizás por ello, es menos conocido. Aún así es una afición muy extendida en Japón, donde muchas personas los cultivan en sus hogares. En lugar de tener flores cortadas en la mesa, cuidan sus kusamono afuera y los llevan dentro de la casa cuando florecen o están en su mejor momento.
Tradicionalmente, el Kusamono se presenta junto a un Bonsai, como planta de acento, para transmitir la estacionalidad. La planta de acento debe recordar a la estación actual, por lo que el color de las hojas y la presencia de frutas o flores son de gran importancia. El Bonsai con flores o frutos se acompañan con un kusamono sin flores para producir contraste; igual que se hace al contrario, el Bonsai que carece de flores o frutos suele acompañarse con una planta de acento que sí los tiene.
El Shitakusa, un Kusamono más especial
Existe un tipo de Kusamono especial llamabo Shitakusa. Está íntimamente relacionado con el tipo de Bonsai al que acompaña indicando el lugar donde el pequeño árbol crece. Así, una composición de bosque puede ir acompañada por un helecho o por una pequeña planta de musgo, un arbolito de hoja caduca podría ir acompañado por unas briznas de hierba. La maceta de este sencillo arreglo debe ser muy discreta y lo más plana posible. El Shitakusa es siempre muy simple si lo comparamos con el Kusamono. Este último, más complejo, destaca ya como una forma de arte.
Los Kusamono son hermosos y convierten las plantas más comunes en esculturas vivas, sorprendentes y conmovedoras. Un sencillo pennisetum puede transformarse en una escultura con movimiento, o un geranio volverse un bosque de flores. Intentando emular a los artistas japoneses, yo he querido hacer mi propio kusamono con este pequeño hebe. No puedo decir que mi resultado sea de gran nivel, pero me encanta cultivar esta planta en la diminuta maceta vidriada de Bonsai. Le da un aspecto muy diferente al que tendría en un tiesto profundo de barro.
Los japoneses más experimentados en el arte Kusamono suelen comenzar sus ejemplares a partir de semillas o esquejes. Muchos los obtienen de su propio jardín o de las propiedades de amigos. Pero también se pueden adquirir en viveros de plantas, y se regalan a los niños para iniciarlos en este arte. Los tallos del Kusamono también se guían y moldean conforme van creciendo, un proceso que puede llevar varios años hasta conseguir la perfección zen.
Los Kusamono me han parecido increíblemente atractivos desde que las descubrí. Especialmente cuando se trata de simples flores silvestres que normalmente solo encuentras en la naturaleza. Plantadas en macetas bajas y elegantes pasan de ser las flores más simples y comunes en verdaderos elementos de admiración. El Bonsai me parece más estático en comparación con la evolución del Kusamono. Mientras que el primero puede vivir décadas, la planta de acento suele tener una vida útil más corta.
El cultivo del Kusamono es una tarea exigente. Si se muere una planta se pueden perder años de trabajo. En verano, por el calor, es posible que un ejemplar necesite riego todos los días. Aunque pueden vivir en la mesa del salón durante unas semanas, no son realmente plantas de interior. Los Kusamono son plantas resistentes que necesitan vivir al aire libre bajo las condiciones climáticas de cada estación. También hay que contemplar la rusticidad de cada especie y llevar al interior plantas que no podrían superar heladas si las hubiera.
dedicación al arte vegetal
No siempre es evidente la habilidad y el tiempo que hay detrás de un Kusamono pero, como con cualquier forma de arte, es una práctica que requiere entrega. Me encanta ver pequeños rosales, hortensias o madreselvas crecer y florecer en un recipiente tan minúsculo. Muchos llevan hasta cinco o seis años de trabajo. Al igual que para un Bonsai, combinar la maceta con la planta tiene su importancia. Siempre hay que considerar la forma, el tamaño, el color e incluso el acabado de un recipiente.
Los grandes artistas de Kusamono tienen cientos de contenedores esperando a la planta adecuada para entrar en servicio. También suelen ser grandes excursionistas, siempre en busca de candidatos potenciales para sus arreglos: una violeta silvestre, un ciclamen del bosque, una prímula, etc. En Kusamono, incluso la más humilde de las plantas se vuelve noble.