Dicen que no hay dos sin tres y en nuestro caso vamos a visitar un tercer jardín botánico de nuestra geografía. Anteayer paseábamos por Marimurtra, ayer nos acercamos a Cap Roig y hoy nos quedamos de nuevo en la Península Ibérica para conocer otro de sus tesoros naturales, el Jardín Botánico Tropical Pinya de Rosa.
Pinya de Rosa, una auténtica biblioteca viviente
Pinya de Rosa es un jardín botánico especializado en cactáceas y suculentas que en sus mejores tiempos llegó a contar con más de 7000 especies diferentes de todo el mundo. Fue fundado por Fernando Riviere de Caralt, un ingeniero industrial que adquirió la propiedad en 1945 y trajo al jardín ejemplares procedentes de todo el planeta. En sus orígenes, la finca eran 50 hectáreas de terrenos áridos que Riviere acondicionó con balsas, estanques y pozos para el jardín así como paseos con bancos y miradores con vistas al mar para que los visitantes se sintieran más cómodos.
En el parque destacan las colecciones de Aloes, Agaves, Yuccas y Opuntias, pero junto a las suculentas no pasan desapercibidas Drácenas, Palmeras y otras especies de la flora autóctona. En el jardín se encuentra una gran variedad de cactus entre los que llaman la atención algunos ejemplares de Echinocactus grusonii, Cornegiea polylopha y Echinopsis pasacana.
La importancia de la figura del Sr Riviere en botánica es indiscutible y en reconocimiento a su valía, muchos botánicos han dedicado a Riviere algunas de las plantas descubiertas y clasificadas por ellos: Leucostele rivierei, Opuntia rivieriana, Echinopsis riviere-de-caratii y el Aloe rivierei.
Lo triste es que a la muerte del señor Riviere, en 1992, se perdieron muchas de sus colecciones a causa de la negligencia de sus herederos y del municipio. El parque fue textualmente saqueado y se robaron muchísimas de las plantas traídas de todo el mundo. Aunque hoy en día está declarado Paraje Natural de Interés Nacional, continúan las disputas entre su propietario y la administración local.
Y es que, en sus orígenes, la propiedad era una finca agropecuaria con masía al borde del mar pero una reordenación, en 1968, la convirtió en urbanizable como «ciudad jardín extensiva». Tras recalificaciones sucesivas en los años posteriores y protestas de ecologistas, en 2008 un empresario ruso compró la finca para construir un hotel y residencias de lujo.
Sé que en 2014 el parque permanecía intacto y su propietario reclamando el permiso para edificar ¿Cual es el estado actual? La verdad es que lo desconozco, por más que he intentado seguirle la pista. Lo suyo sería hacer una visita y disfrutar de este espacio privilegiado para conocer su estado y descubrir todos los tesoros que alberga. Sin duda un jardín de lo más interesante, ¿verdad? Si te has quedado con ganas de saber más, puedes continuar leyendo la información disponible en su página web.
como me gustan esas composiciones con cactus y suculentas…
¡Que jardín más bonito!!!!