Visitando la Hispanic Society, el Museo Sorolla de Nueva York
En la entrada de hoy no hablamos de jardines ni de plantas, aunque en los cuadros de nuestro ilustre pintor que decoró con sus obras la galería principal de este museo, podemos encontrar muchas. El gran reto para Sorolla era plasmar la luz con perfección absoluta.
Joaquín Sorolla nació con espíritu de genio y pasión por la pintura, se formó en la escuela de artesanos de Valencia donde aprendió a reproducir como nadie la luz de la atmósfera en sus lienzos. Comenzó trabajando sobre papel, coloreando e iluminando las fotografías que Antonio García, su futuro suegro, realizaba en blanco y negro.
Le interesaba sobre todo todo la pintura al aire libre: jardines, flores, escenas costumbristas en la calle y sobre todo, el mar Mediterráneo. Yo creo que era un enamorado del sol y quería raptarlo capturando todos sus reflejos.
El primer gran reconocimiento de Sorolla como artista fue la medalla de la Exposición Universal de París en 1900, donde además logró vender casi una cuarta parte de las 400 pinturas que expuso en la ciudad de la luz. Tenía un éxito tremendo con los retratos, sin embargo él sentía fascinación por la pintura al aire libre. Así que, el pintaba los retratos que le encargaban, pero siempre que podía los emplazaba en espacios exteriores.
En 1909 realizó su primer viaje a Nueva York, acompañado de su familia, para exponer sus obras en la Hispanic Society, museo y biblioteca dedicado al estudio del arte y la cultura española. En esta ciudad cosecha de nuevo un gran éxito y recibe numerosos encargos, entre ellos uno de enormes dimensiones, la colección de pinturas «Visión de España» que cubrirá las paredes de la sala central de la pinacoteca y que le generarán unos ingresos notables y un trabajo enorme durante los siguientes 8 años.
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Yo conocía este trabajo, había visto los paneles expuestos en Valencia, pero deseaba muchísimo verlos en su emplazamiento original, en la sala central de la Hispanic Society. Cuando el año pasado tuvimos la fortuna de viajar a Nueva York, uno de los primeros lugares al que acudí fue este, y lo recorrí con la emoción de quien pasea por las nubes, disfrutando de cada rincón, cada cuadro y cada nota escrita.
El museo está ubicado al norte de Manhattan, ya en el barrio de Harlem, y acudir hasta el no es complicado. Es uno de los pocos museos absolutamente gratuitos de la ciudad y sin embargo, llama la atención las pocas visitas que había ese día. Cierto que es un museo pequeñito comparado con el Moma o El Metropolitan, pero guarda tantos tesoros en su interior que vale la pena visitarlo.
Además de los paneles de Sorolla, el museo atesora otros lienzos del pintor y también expone cuadros de El Greco, Murillo y Zurbarán, diversas esculturas como el busto de Joaquín Sorolla que Maríano Benlliure realizó en fundición de bronce para presidir la colección «Visión de España». Se pueden contemplar también colecciones de cerámicas españolas del siglo XV procedentes de ciudades como Manises, Alcora o Paterna.
Para mi fue una experiencia muy emocionante y mis hijos, a pesar de ser un par de adolescentes en plena ebullición también disfrutaron de esta visita. Os dejo algunas imágenes, un paseo propio de un álbum familiar pero que comparto encantada con vosotros.
Selfie momentos antes de entrar…, ¡emoción a tope! 🙂
Un lugar que os recomiendo no perderos si vais de viaje a Nueva York.
¡Huy, qué más quisiera yo que ir a NY!
Un reportaje fantástico, sobre las obras de Sorolla y sobre el museo en general. De este genio de la luz las obras que más me gustan son las marinas, esas damas vestidas de blanco y junto al mar, con ese blanco que le ha dado fama a Sorolla ¡una maravilla!
Veo que lo pasaste fenomenal y eso en lo más importante ¡Y estás muy guapa en el selfie!
Besitos y buen finde.
Lo pasamos genial, Montse, y te digo una cosa, algunos meses antes del viaje yo también decía: "Qué más quisiera yo que ir a NY!", no veía posibilidad absoluta y mira, pudo ser. Por eso en el post digo que tuvimos "la fortuna" de viajar hasta allí y para más inri, pudimos hacerlo en familia. Es un viaje que probablemente nunca pueda repetir, pero esos momentos los revivimos intensamente durante muchas sobremesas.
Gracias por tus palabras. Un beso muy fuerte!
Que hermoso lo que has compartido con nosotros, gracias, saludos
Gracias a ti, Abril. Que pases un finde estupendo.
Abrazos.