Ya que llevo algunas entradas dedicadas al clima mediterráneo y cómo sacar todo el partido de nuestro clima, con sus limitaciones hídricas y su tórrido verano, hoy quiero hablaros de un árbol espectacular y muy nuestro, que a algunos no acaba de convencer pero a otros muchos apasiona: El Cupressus sempevirens o ciprés mediterráneo.
El ciprés mediterráneo se cultiva como árbol ornamental desde hace miles de años en toda la cuenca del Mediterráneo, de donde es originario. También se ha introducido en otras zonas del mundo con veranos secos y cálidos e inviernos suaves y lluviosos, como California, suroeste de Sudáfrica y el sur de Australia, e incluso se cultiva con éxito en zonas con climas más fríos y húmedos, como las islas británicas, Nueva Zelanda y el noroeste de Estados Unidos.
Variedades del ciprés mediterráneo
Cupressus sempervirens es una conífera de hoja perenne y tamaño mediano que puede alcanzar los 35 metros de altura. La copa es cónica y más o menos compacta según la variedad:
- Cupressus sempervirens var. horizontalis (Ciprés horizontal). Las ramas tienen una disposición ligeramente horizontal y por ello éste es el menos compacto de los cipreses mediterráneos.
- Cupressus sempervirens var. pyramidalis (Ciprés piramidal). Las ramas están verticales y ofrece la típica estampa del ciprés.
- Cupressus sempervirens ‘Fastigiata’ , ‘Totem’ y ‘Stricta’. Son variedades del ciprés piramidal con un porte más compacto que provoca que la copa sea más estrecha, como una «aguja».
Características y hábito de crecimiento del Cupressus sempervirens
El ciprés de la cuenca mediterránea tiene una vida muy larga, se conocen algunos ejemplares con más de 1.000 años de antigüedad. Zaroastrian Sarv, es un ciprés que crece en la provincia de Yartz, en Irán, está considerado el ejemplar más longevo de su especie y se estima que el árbol tiene al menos 4.000 años de vida.
El follaje de los cipreses es denso, persistente y de color verde oscuro. Las hojas miden entre 2 y 5 mm de largo, tienen forma de escama y se encuentran alineadas de forma opuesta las unas con las otras. Florecen hacia finales del invierno y en la misma planta encontramos ambos sexos, los conos masculinos aparecen en la terminación de las ramas y miden alrededor de un centímetro, los conos femeninos son axilares, redondeados, verdes al principio y marrones cuando maduran, en la madurez pueden pueden llegar a los 4 cm de diámetro.
Cómo cuidar un ciprés
El ciprés mediterráneo se desarrolla bien en situaciones soleadas y secas. Se adaptan bien a los suelos secos y no echan en falta el agua durante las épocas de sequía (típicas de nuestros veranos). De todos modos, siempre agradecen el suelo con una textura suelta y arenosa por lo que no está de más hacer una cava superficial alrededor de la baja del árbol y aplicar algo de enmienda. Nosotras no tenemos cipreses, sino thujas, otra conífera de hábitos similares, y procuramos hacer este proceso una vez al principio de la temporada para mantenerlas verdes y frondosas.
Cuando acusan la falta de algún nutriente las hojas se vuelven marrones o pardas, sobre todo si escasea el magnesio, por lo que se deben fertilizar con abonos que lleven este elemento en su composición. En situaciones de excesiva humedad pueden ser atacados por el hongo fitóftora, muy difícil de erradicar. De ésto ya hablamos largo y tendido en esta otra entrada.
El ciprés en la historia y la cultura mediterránea
El ciprés está muy relacionado con las antiguas culturas mediterráneas y está cargado de simbolismo para muchos pueblos desde antaño hasta nuestros días.
Para algunas civilizaciones, el ciprés se asociaba con la muerte y era un símbolo de duelo. Los hogares atenienses en luto engalanaban sus hogares con ramas de ciprés y también se utilizaba su madera para ahumar el ambiente durante los crematorios. En la actualidad todavía son estos árboles los que flanquean las entradas de muchos cementerios.
En la antigua roma se usaban los cipreses como herramienta de señalización urbanística. La presencia de un único ciprés en una edificación aislada cercana a los caminos informaba a los viajeros de la posibilidad de habituarse de agua en ese lugar. Dos cipreses juntos indicaban que disponían de comida, y tres o más cipreses que era un lugar de hospedaje.
En las avenidas de entrada a las urbes romanas se plantaban filas de cipreses a ambos lados para dar la bienvenida a las tropas victoriosas. También se flanqueaban con filas de cipreses los accesos a las casas de los gobernantes romanos, como reconocimiento de su autoridad.
Los cipreses son símbolo de identidad de los paisajes italianos de La Toscana que situados con estrategia invitan al viajero a disfrutar de las comodidades que ofrecen los establecimientos hoteleros de la región. Muchos de ellos situados en antiguos palacetes renacentistas y rodeados de exquisitos jardines.
Cipreses resistentes al fuego
En el verano de 2012, un incendio forestal devastó, durante cinco días, 20.000 hectáreas de bosque en Andilla, un municipio valenciano de la comarca de La Serranía. Entre el paisaje carbonizado había cerca de 1000 ejemplares de cipreses de algo más de 22 años de antigüedad. De entre todos ellos, solo 12 se quemaron, mientras que el resto, más de 950, resistieron al fuego y permanecían vivos después de la catástrofe. El proyecto europeo CypFire estudiaba varios aspectos de los cipreses, incluyendo la resistencia al fuego, pero por desgracia en 2016 el plan se paralizó.
Fuentes: wikipedia, flores-ninja
Fantástico tu artículo sobre este árbol tan arraigado en nuestra cultura y tan mediterráneo, ya conocía parte de su historia y ha sido estupendo saber algo más.
Muchos besos, Mónica.
Gracias por tan interesante información, me encanta la vista de estos cipreses y tengo un par de ellos en mi jardín, aquí por América Central. Saludos.