Creo que el calabacín es la hortaliza que más me ha gustado cultivar en mi pequeño huerto. Las flores son preciosas y se pueden comer, aunque lo que realmente resulta «rico, rico» son los frutos: esos calabacines grandes y jugosos que se consiguen con suma facilidad. A pesar de que yo, al principio, me agobiaba cuando veía que las flores se marchitaban sin fructificar.
Como pensaba que no había suficientes polinizadores en mi huerto, comencé recurriendo al método manual, y me dediqué a llevar el polen de las flores masculinas a las femeninas. Pero en realidad, era cuestión de tiempo y pocos días después, las plantas comenzaron a producir calabacines sin mi intervención.
Hoy os traigo una receta para aprovechar esos sabrosos calabacines. Unos crepes que probé este verano en un restaurante y me apunté para prepararlos en casa. Quizás aquel estuviera más sazonado que el mío, porque con detalle no sé si llevaba algún ingrediente «secreto». Pero yo lo hice muy básico y salió muy bueno.
Lo primero que has de hacer es preparar unos crepes con tu receta preferida, como esta de Arguiñano, por ejemplo. Vamos a hacer dos crepes, pero de tamaño grande. Yo utilicé la sartén de 24 cm.
Para el relleno necesitas:
- 2 puerros
- 1 calabacín
- Queso de cabra
- Aceite
- Sal
Limpia, corta los puerros en rodajas finas y échales un poquito de sal. Ponlos a pochar en una sartén con un chorrito de aceite. Corta el calabacín en rodajas divididas en cuartos y añádelos. Dejalos un rato hasta que suelten el jugo y se hagan blanditos.
Escurre las verduras y deja que se templen.
Coloca en el centro de cada crepe una la mitad de la mezcla de verduras y 2 o 3 rodajas de queso de cabara (según el tamaño). Cierra los crepes y ¡a disfrutar!
A mi me encanta esta receta, y aunque ahora no tengo calabacines en mi huerto, en cuanto vuelva a tener, repito. Y si no tienes cosecha propia, también puedes probar con los del súper.
