Lobelia cardinalis es una planta vivaz oriunda de América del Norte y Central, donde crece en estado silvestre junto a arroyos y estanques, lugares en que recibe toda la humedad que necesita. Recibe también los nombres comunes de lobelia escarlata, lobelia roja o flor de cardenal, ya que los tallos de esta herbácea son verdes con matices púrpura. Su floración, de color rojo intenso, se produce entre finales de verano y principios de otoño. Hay diferentes variedades de Lobelia cardinalis, algunas con flores de color rosa. También las hay de tamaño más pequeño que se cultivan como planta de acuario. Por su exigencia hídricas es ideal para combinar en formaciones acuosas o en las zonas más húmedas del jardín.
Tipo de planta
Es una planta vivaz, esto quiere decir que es perenne pero pierde parte de las hojas o incluso toda su parte aérea en invierno. El colorido de sus tallos y follaje proporciona interés al jardín desde primavera, cuando retoma su desarrollo vegetativo. Hacia finales de estío, cuando otras plantas ya comienzan a decaer, las matas de lobelia florecen.
A diferencia de las populares lobelias anuales (L. erinusis), de flores moradas o blancas, y porte algo erguido o rastrero, ésta especie es una planta que puede vivir varios años. Por ese motivo también se la conoce como lobelia perenne. Aún así, a partir del segundo pierde fuerza y vistosidad, siendo preferible renovarla.
Dimensiones máximas
Ancho máximo: 38 cm
Casi todas las variedades de lobelia son plantas de tamaño contenido, pero es importante conocer sus proporciones y dejarle el espacio que necesita para desarrollarse.
Época de floración de la Lobelia cardinalis
Son matas que florecen a finales de verano o, incluso, principios de otoño. Tienen a su favor la vistosidad del follaje, de colorido púrpura, aún cuando no tenga flores.
Flores
Las flores, de unos 2 cm de diámetro cada una, se presentan en grandes cantidades formando espigas desiguales. Cada flor consta de tres pétalos ovales y dos pétalos ligulados que asoman por encima de los primeros y apuntan hacia arriba. Casi todas las variedades de la especie florecen en color escarlata brillante, salvo alguna pocas que pueden ser blancas (L. cardinalis «alba») o rosa (L. cardinalis «rosea»).
La forma espigada de las flores recuerda mucho a las de la salvia, es por ello, y por su hábito de crecimiento en zonas húmedas, que también hay quien la llama salvia de pantano. Al madurar, cada flor da paso a un fruto seco con forma de cápsula que se abre por el ápice y deja asomar varias semillas de pequeño tamaño.
Hojas
Hojas lanceoladas con márgenes dentados y alternas de 8 a 13 cm de largo y 2 o 3 cm de ancho, color verde oliva oscuro y matices rojo púrpura.
Cultivo de Lobelia cardinalis
Temperatura y resistencia a las heladas
La planta resiste heladas ligeras de hasta -4ºC, pero el rango de temperaturas en el que se desarrolla mejor es entre 15 y 26ºC.
Tipo de suelo
Le gustan los suelos húmedos y de pH neutro tirando a ligeramente ácido. Necesita buena nutrición con un sustrato sea ligero, fresco y rico en sustancias orgánicas.
Luz
Lo ideal para que esta planta florezca correctamente es un lugar donde reciba pleno sol. Puede plantarse a semisombra, pero la mata no será tan densa y florecerá menos. En lugares donde los veranos son muy calurosos es mejor proporcionarles una ubicación sombreada.
Riego
El riego de la Lobelia cardinalis debe ser regular para mantener la tierra siempre húmeda. Recordemos que es una planta que crece de manera natural en zonas húmedas, como corrientes de agua y charcas. Su gusto por el líquido elemento hace que, las variedades «mini», sean plantas ideales para acuario.
Cuándo se planta la L. cardinalis
Época de plantación
La mejor época para trasplantar la lobelia al suelo del jardín es de mediados a finales de primavera.
Distancia de plantación
En grupos de 3 o 5 ejemplares a una distancia de 30 o 40 cm de distancia entre ellos.
Reproducción
Sembrar semillas al comienzo del otoño en un sustrato para semilleros y con protección contra el frío. La temperatura óptima para la germinación debe estar entre 18 y 24ºC. Cuando las plántulas tengan tamaño suficiente como para manipularlas, se trasplantan a macetas donde pueden crecer en condiciones más frescas. En primavera, después de cualquier riesgo de heladas, se llevan al exterior para que se aclimaten durante una semana. A finales de primavera ya se pueden trasplantar al suelo del jardín.
La lobelia roja también se puede reproducir por esquejes de madera blanda que se obtendrán a partir de un corte de tallo en verano.
Usos y cuidados generales
Uso en el jardín
Adecuada para borduras y arriates mixtos o perennes, parterres de flores e incluso contenedores. Ideal para combinar en una formación acuática, jardines de estanque o piscinas naturales. Las variedades enanas se utilizan en jardines de acuario.
Cuidados de la planta
Regar la lobelia púrpura siempre que sea necesario para mantener el sustrato húmedo. Alimentar con abono orgánico (humus, compost, gallinácea, etc) o fertilizante de larga duración esparcido en la base de las matas en primavera. Cortar los tallos florales cuando se marchiten y eliminar el follaje viejo en otoño. En zonas de heladas fuertes, es aconsejable protegerla en invierno esparciendo corteza de pino o paja sobre ellas.
Esta lobelia es una planta perenne de corta vida que después del segundo año comienza a decaer. Una manera de mantener su vigor es dividir las matas en invierno, consiguiendo plantas nuevas con energía renovada.
Plagas y enfermedades
No es una planta propensa a plagas ni enfermedades, solo es preocupante la presencia de caracoles y babosas en la zona, ya que los limacos pueden devorar las hojas. Pero si en algún momento detectas algún problema en tus matas de lobelia, puedes consultar nuestro artículo de plagas y enfermedades de las plantas para identificar los síntomas.
Otros posibles problemas
Si el invierno es húmedo y templado, la planta se puede pudrir.
Variedades de interés
Lobelia cardinalis var. «Alba»


Lobelia cardinals «Queen Victoria»


Es una de las plantas que me encantan de hecho he llegado a tener en varias ocasiones, pero no consigo que prosperan bien en mi jardín.
Muy buena información amiga Mónica y bellas fotos.
Un fuerte abrazo amiga mía.
Probablemente se deba al clima tan seco que sufrimos en verano. No todo se da bien en todos lados, ya lo sabrás de sobra!
Un abrazo, Juan
Pues no Mónica, no soy una de las afortunadas, aunque me encantaría tenerla. Siento no tener tiempo para pasar a visitarte y lo echo de menos querida amiga. Besos.
Gracias por acercarte, Lola. Sé que a veces el día no tiene suficientes horas para hacer todo lo que quisiéramos, pero también sé que estás ahí y que te asomas a esta ventanita cuando puedes. Un beso muy fuerte!