Una pequeña puerta entornada deja entrever parte de un jardín que podemos imaginar exuberante, pletórico y alegre, como la mayoría de las grandes y antiguas casas señoriales británicas. Si la traspasamos no nos decepcionará, porque mil años de historia dan para mucho y aunque parezca mentira, esta propiedad tiene cerca de mil años de historia desde que allá por el siglo XI los normandos se establecieron en estos terrenos.
Mil años de historia concentrados en un jardín de exuberante belleza
Hanham Court se encuentra junto a la Vía Julia, una primitiva calzada romana que cruza el río Avon y que se extiende desde Bath al puerto romano de Avonmouth. La antigua casa normanda ha sido ampliada y embellecida a lo largo de los siglos, no así el jardín, al que hasta hace relativamente poco no se le daba más importancia que la de ser terrenos de cultivo y pasto para el ganado.
La propiedad ha pasado por manos de muchísimas familias de las que hoy en día se tiene constancia. En ella se han alojado reyes, ha vivido años de destino monástico y en su historia hay siglos de total ocultismo en los que no se sabe ni a quien perteneció ni quien la ocupaba. Pero parece ser que en el siglo XIX llegaron buenos tiempos y se alzó en la maravillosa mansión que es hoy en día con un jardín que parece un verdadero paraíso. Un paraíso bastante húmedo, pero de espléndida belleza.
Sin duda, los mejores años para este jardín llegaron entre 1993 y 2012, cuando Julian e Isabel Bannerman se instalaron en la propiedad y diseñaron el jardín. La pareja de paisajistas profesionales cuenta con una larga lista de premios en su haber, entre ellos la afamada medalla de oro de Chelsea, y en este lugar que fue su casa durante casi veinte años realizaron un extraordinario trabajo. Os invito a ver algunas fotografías de un jardín que es una obra de arte.
Maravilloso este jardín, está tan lleno de plantas como de historia. Me gusta esa pared por la que trepa la wisteria!
Muchos besos, Mónica.
Woau, sentarse en el patio de la glicina en flor debe ser la gloria!
Personalmente, las topiarias siempre me parecen excesivas. En este caso, las diferentes formas pueden hasta gustarme, es un juego de figuras bonito para ese marco.
Muacks 😉