Ventajas de los jardines de grava.
La grava puede formar una superficie práctica y decorativa en el jardín, más económica y sencilla de mantener que un césped. Es atractiva y no da ningún problema, fácil de establecer y armoniza muy bien con las plantas. Se ajusta a contornos irregulares y resulta eficaz, tanto en áreas grandes como pequeñas.
Se pueden diseñar jardines completos con grava, pero es imprescindible hacer un uso juicioso que incluya zonas pavimentadas y un esquema de plantación atractivo. Es buena idea separar las zonas con perfiles que impidan que la grava se extienda.
Muchos centros de jardinería, de áridos o de construcción venden una amplia gama de gravas de diferentes tamaños y colores. La apariencia de la piedra cambia según la luz y si el material está húmedo o seco.
Pasos para instalar la grava.
La grava debe instalarse sobre terreno nivelado, de lo contrario las lluvias fuertes provocarán su deslizamiento por escorrentía haciendo que se acumule en la parte más baja.
La tierra debe estar limpia de plantas y malas hierbas. En el caso de que el terreno tenga vegetación es necesario eliminarla aplicando un herbicida total una semana antes.
Tras eliminar los restos de plantas secas se tiene que cubrir el suelo con una malla antihierbas. Este aislamiento es importante, por un lado evitará que crezcan hierbas que acabarán aflorando a la superficie y por otro, evitará que las piedras se mezclen con la tierra formando una mezcla de barrizal empedrado.
Para fijar la malla al suelo nada mejor que las grapas especiales que se pueden adquirir en centros especializados. Si no se encuentran se pueden sustituir por alambres gruesos y fuertes doblados en forma de «U».
La plantación en grava.
Muchas plantas crecen bien en un lecho de grava, pero para conseguir un jardín de bajo mantenimiento es mejor elegir plantas resistentes a la sequía. Para plantar hay que retirar la grava del sitio elegido, abrir un agujero en la malla realizando un corte en forma de cruz y cavar el agujero. Una vez introducida la planta y relleno el hoyo, cubrir de nuevo con la malla y esparcir de nuevo la grava evitando que ésta quede pegada al tallo de la planta (se puede poner en la zona más próxima a la planta bolas de arcilla, corteza de pino o grava volcánica).