Los largos días de verano nos llenan de energía y emoción. El calor del sol nos permite disfrutar de la vida en el exterior con almuerzos al aire libre, chapuzones en la piscina, juegos sobre el césped. El huerto nos regala deliciosos frutos: tomates, lechugas, guisantes, etc. La exuberancia del jardín, con el color y el aroma de sus flores, nos invita a salir de casa y relajarnos al aire libre. Sin embargo, para disfrutar de esos momentos de recreo con intimidad y seguridad, debemos delimitar nuestra propiedad con una valla de jardín para protegerla de cualquier elemento externo que pueda perturbar nuestra paz. Ese es el cometido de las vallas metálicas de jardín, un elemento más de nuestro espacio cuya función es ofrecernos protección.
Valla de jardín decorativa
Antes de entrar a fondo en la cuestión del elemento protector, veremos que hay muchos tipos de vallas de jardín disponibles en el mercado. Muchas de ellas sirven para delimitar el espacio y dar intimidad. Algunas son muy decorativas y se integran con naturalidad. Por ejemplo, un enrejado de bambú puede formar un límite delicado y natural que nos aísle visualmente del resto del mundo. La misma función se puede cubrir con una valla de madera, que se verá hermosa con algunas trepadoras adheridas a ella. Y si te preocupa su durabilidad, puedes optar por una valla de vinilo imitando algún material natural, conseguirás un acabado muy similar, pero con el inconveniente de estar utilizando una opción muy poco ecológica.
Las tres opciones anteriores permiten marcar los límites de tu jardín e incluso, si son lo bastante tupidas, proporcionan intimidad. Pero en lo que se refiere a protección no son la opción ideal, porque no están hechas de materiales resistentes. La mejor protección la dan las vallas metálicas por su dureza y resistencia. Para cualquier caso en que necesites seguridad de verdad, opta por una valla metálica. Y no solo para vallar el perímetro de tu parcela, se nos ocurren otras muchas situaciones como el cercado protector de una piscina, un corral para los perros o el aislamiento de una cancha deportiva del resto del jardín.
Es comprensible la búsqueda de la estética en este tipo de elementos, pero los vallados metálicos también son decorativos. Algunos lo son por su propia sencillez y, si lo que te va es el maximalismo, siempre puedes complementarlo con tus plantas favoritas. Otra gran característica de una valla metálica es que supone el soporte ideal al que adherir una bella planta trepadora.
Tipos de vallas metálicas para el jardín
Valla de jardín Hércules
Es un tipo de malla fabricada a partir de varillas de acero electrosoldadas entre sí y con pliegues longitudinales que le aportan un alto nivel de rigidez. Es una valla fácil de montar, resistente y duradera con una estética más depurada que las anteriores con la que se montan cerramientos metálicos muy robustos. Por estos, por lo que se ha convertido en uno de los elementos de cerramientos metálicos más populares en la actualidad.
La valla de jardín Hércules es quizás la más fácil de instalar. Se pueden adquirir en módulos de diferentes medidas, en colores blanco o verde, al igual que todos los accesorios para su colocación. Sirve tanto para cerrar la parcela de tu casa, como para crear una zona de animales, o una pared por la que encaramar tus plantas. Este tipo de valla será, sin duda, la que mejor resultado da en cuanto a resistencia y durabilidad.
Malla triple torsión o hexagonal
La malla de triple torsión es la popular malla de gallinero, nombre que recibe porque tradicionalmente se ha utilizado porque con ella se fabrican las jaulas para encerrar gallinas y otros animales domésticos. También se fabrica con alambre de acero galvanizado, como la malla simple, pero a diferencia de aquella se usa un hilo más fino y por ello no es tan resistente. Si bien no es la ideal para el cerramiento perimetral de una parcela o jardín, es de gran utilidad para construir un espacio donde poder guardar animales domésticos. También es muy útil para construir celosías y espalderas a las que atar nuestras plantas trepadoras para que puedan subir.
Malla simple torsión o de rombo
Las vallas hechas con malla de simple torsión son sencillas pero robustas. Con ella se consiguen cerramientos de gran protección muy versátiles, ya que existen multitud de medidas diferentes y algunos acabados para elegir. Está fabricada con alambres de acero entrelazados formando rombos con un acabado galvanizado o plastificado. El color más habitual es el color verde, muy acorde para el cerramiento perimetral de un jardín, ya que se integra con el color de las plantas.
El jardín de nuestra casa está vallado con este tipo de malla y puedo decir, por experiencia, que es una opción estupenda.