Todavía hace frío, pero ya no ese frío que se cala hasta los huesos. Las temperaturas se han suavizado mucho y sólo incomodan cuando las acompaña el viento y la lluvia que aparecen de manera intermitente durante estos días. Se nota que algo está cambiando, algunos árboles como el almendro y la mimosa ya están floreciendo mientras que en otros, su perfil va cambiando: en las moreras las yemas se hinchan anunciando que pronto aparecerán nuevas hojas, mientras que en en los jacarandás las hojas todavía están por caer.
Ninguno de todos éstos árboles está realmente en mi jardín, pero quedan tan cerca de casa que puedo contemplarlos desde aquí o dando un corto paseo. Los almendros bordean el camino que baja hasta el pueblo y mis hijos son los primeros que se fijan y exclaman con gesto de alegría «los almendros ya tienen flores».
Esta mimosa está en un jardín vecino muy cercano a mi casa. Florece casi antes que los almendros y se llena con estos racimos de pequeños pompones amarillos. Cuando el árbol era más bajito solíamos coger algunas ramas para decorar en casa.
Y detrás, en el parque, la morera y una mimosa de otra variedad.
Las yemas de la morera indican que pronto de abrirán y aparecerán las hojas, pero de momento sólo es un esqueleto de ramas completamente desnudo.
Este árbol apareció un buen día de una semilla que debió caer en ese lugar y germinó. Está justo delante del jardín de casa pero en el parque y aunque no es uno de mis árboles favoritos, siempre me alegra ver cómo van asomando sus flores.
Y en vuestra zona ¿hay ya algún atisbo de primavera?
Ay, Mónica, cómo se nota que vives donde vives… ¡por aquí no hay más que hielo y ramas desnudas! Pero tienes razón, se intuye que algo va a cambiar… ¡bien prontito!
Pues sí, sé que en otras latitudes de la península las condiciones son bien frías aún. Pero a todos nos llegará la primavera y nos inundará de alegría. Yo ya casi doy saltitos de felicidad cuando salgo al jardín y veo los cambios.
¡Ala! ¡qué de flores tenéis ya por ahí! desde luego el invierno no es muy largo por donde vives. No te da tiempo a aburrirte 🙂
Realmente no es largo, Lisa, pero parece eterno! Qué ganas tengo de primavera.