Llega uno de los momentos más deseados del invierno, los días en que los almendros comienzan a florecer. Ayer, un día soleado pero frío, cogí la cámara y salí a dar un paseo para acercarme hasta los almendros que hay cerca de casa.
Son árboles pequeños y viejos, que nadie cultiva, pero que todos los años se cubren delblanco rosado con que los tiñen miles de flores. Anuncian que el invierno llega a su fin, que la primavera se cerca y que quedan pocos días de frío.
Todavía no hay que confiarse, puede que de repente se presente alguna helada tardía, pero ya se puede trabajar en el jardín. Es momento de hacer limpieza, de remover la tierra apelmazada, de podar los rosales y comenzar a regar un poco más.
Así que ya es hora de arreglar mi jardín para prepararle el terreno a las nuevas flores. Este invierno no ha sido frío pero sí muy seco y mis plantas están bastante sedientas.
Hoy será un largo día de trabajo, pero en cuento esté presentable haré alguna foto.