Hoy es el último día de este verano. Los chicos ya hace días que comenzaron el cole y la vuelta a la rutina diaria…, a la bendita rutina diaria! :), me deja más tiempo para hacer cosas que me apetecen. Lo digo sin ningún remordimiento, estoy segura que mis hijos disfrutan con la vuelta al cole, a pesar de los madrugones y tener que cargar con la mochila.
Y yo, recordando los días de vacaciones, tengo que destacar los que he pasado con mis hijos. Las risas de verlos haciendo el mono (literalmente) por el monte, las regañinas para conseguir que se metieran en la ducha y las noches jugando a las cartas hasta las tantas.
Pero si algo me resulta entrañable al repasar las fotografías de estos días atrás, son los días que disfruté con mis padres. Las largas charlas a la sombra de los pinos, los paseos fotografiando flores silvestres y los ratitos con mi madre buscando fresas en el bosque. Esta entrada va dedicada a ella, que comparte conmigo el gusto por observar la naturaleza y me llama cuando descubre violetas o setas.
Vaya lujos Mónica! compartir con los hijos las vacaciones en un paraje tan bello, compartir con los abuelos y tener una madre con esos gustos, ya es la repera limonera!!! Un gustazo, acompañado de fresinas silvestres…ainssssssss, qué riquisimo!!! esas notas de sabor no hay quien las iguale
Preciosa entrada:)
Gracias, Llosona! Tienes toda la razón, es un lujo compartir el tiempo libre con la familia y poder transmitir a mis hijos el gusto por la naturaleza del mismo modo en que lo hicieron mis padres conmigo. Para mi, siendo niña, sólo era salir al campo a jugar, pero ahora comprendo que eran auténticas lecciones de vida.