El recientemente desaparecido diseñador y modisto tenía tan buen gusto a la hora de diseñar jardines como a la hora de realizar el más delicado modelo de alta costura. Sólo basta echar una ojeada a las imágenes del exterior de sus casas para disfrutar con la belleza y el lujo con que se rodeó hasta sus últimos días junto a su mujer, Annette.
La pareja era propietaria de varias mansiones en el continente americano. En su país de origen, República Dominicana, y concretamente en Punta Cana, Oscar poseía una maravillosa finca que desde los años 60 fue su residencia de verano. Un lugar bañado por el Caribe que ya frecuentaba con su primera mujer, la editora del Vogue Francés, Françoise Langlade.
En una próxima entrada quizás os muestre imágenes de la mansión caribeña de dela Renta, hoy me quiero centrar en otra finca fastuosa que el diseñador poseía en la costa este norteamericana. En Connecticut, a escasa hora y media de Manhattan, es donde Oscar y Annette compraron su segunda residencia de descanso, con una extensa parcela de terreno en la que construyeron un jardín refinado, personal y acojedor. La comodidad y privacidad de este lugar consiguió que se convirtiera en la residencia habitual de la pareja durante sus últimos años.
A parte de estas dos mansiones, el diseñador tenía un apartamento en Manhattan. Un piso que era su lugar de trabajo, donde se reunía con su equipo y recibía a la prensa y que, entre semana, también era su lugar de descanso.
Os invito a ver las imágenes del jardín de su casa en Connecticut, concretamente en la localidad de Kent.
Créditos: OscarPRgirl
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Aprovecho para desearos que esta noche paséis una estupenda Nochebuena y mañana, un día de Navidad muy feliz.
